Medida por medida, afila el tiempo su cuchilla.







sábado, 3 de septiembre de 2011

Anámnesis





      Llevo milenios caminando. Del viento y la lluvia en los bosques me guarezco. Perro salvaje, evito el rumor de los pueblos.
       A veces mis sueños son oscuros. Un soldado se acerca, me habla: "creen que fue el valor lo que tensó mi cuerpo, ajeno a la lava, imperturbable. Mas quiero descansar: desde la erupción, el terror gangrena mi pecho. No he muerto, no estoy vivo. Erguido tras la vitrina, en los ojos de los niños veo la destrucción que desciende". Cuando despierto las hojas cubren mi rostro.
       Una mañana desapareció. Había sangre en la ventana, pero quizás era otra burla. Había sangre en mi corazón. Contemplo desde la linde las tabernas, temeroso de acercarme demasiado y oir su risa entre las voces ebrias. Su puta risa.
        He rogado a Dios una prueba: dejaría entonces de sufrir, pondría velas por su alma.
        Si está viva, dadme una cuerda de seda.

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